Mil Pajaritas

Sobrevivir

Septiembre 15, 2018

Ha pasado mucho tiempo desde mi último post, tal vez porque he estado ocupada con aquello que ya es una constante en mi vida: los cambios. Hoy, cuando se celebra una vez más el día mundial del Linfoma, retomo este espacio liberador y educativo, a través del cual comparto mi experiencia y me propongo ayudar a otros.

¿Alguna vez se han preguntado que pasa en la vida de una persona después de atravesar por una experiencia como la que yo viví?, pues voy a contarles algo de lo que ha pasado conmigo, luego de casi un año y medio de haber terminado mi tratamiento y casi dos años del diagnóstico.

Poco a poco he ido reconstruyendo mi vida, armándola de nuevo como un rompecabezas, con la convicción de querer vivirla intensamente, con la seguridad de que todo sucede por algo (aunque suene a cliché) y con la decisión de aportar para que otros salgan victoriosos de situaciones como esta.

Los aprendizajes no han parado, cada día me reta a entender los cambios que mi cuerpo ha experimentado después de los síntomas de la enfermedad y de los efectos del tratamiento. Mi vitalidad está de regreso y soy mucho más sensible a las sensaciones corporales: ahora disfruto inhalar profundamente sin dificultad, sentir con fuerza los latidos de mi corazón y ver como las funciones corporales se ponen en orden.

He tenido que aceptar que algunas cosas ya no serán como antes y que debo aprender a seguir adelante con dudas y temores, pues la incertidumbre es una constante por más que me digan que estoy libre. Las cicatrices en mi cuerpo me recuerdan que todo pasa y que la transformación es permanente, aunque no lo queramos así.

Mi vida profesional ha renacido después de un tiempo en pausa, en el que con dolor descubrí que las empresas discriminan a quienes tienen antecedentes como el mío, porque representamos “un riesgo” que no pueden correr. Por fortuna, aunque esta enfermedad se lleva muchas cosas con ella, no se lleva la experiencia, ni el conocimiento y en contraprestación, si lo permites, te entrega una persona con una visión diferente del mundo, de la vida y del trabajo. Por eso, hoy tengo claro qué quiero y qué no quiero de un empleo.

Hace casi un año una pieza más encajó en mi rompecabezas, encontré una empresa que no sólo valora mi experiencia y conocimiento, sino mi historia de vida entera, sin restricciones, ni exclusiones, que es capaz de reconocer, que mis vivencias como paciente de cáncer me hicieron mejor en muchos sentidos.

Mi autoconfianza y seguridad están de vuelta, me he reconciliado con el mundo laboral, ese que dignifica -cómo decía mi mamá-, ese que te permite darte cuenta de quien eres y cuanto vales como ser humano.

Como ya he expresado en otro momento, he sido bastante afortunada: detección a tiempo, excelente atención médica, dedicación, entrega de mis seres amados y especialmente tiempo para mí, lograron una mágica combinación que me ha permitido ir superando cada etapa de este proceso. Sentirme así de privilegiada me ha sensibilizado frente a aquellas personas que no corren con la misma suerte, por eso, desde diciembre del año pasado, en compañía de Gloria de “Taller de Emociones” hemos hecho realidad el Proyecto “Mil Pajaritas para un Sueño”, que sigue tomando fuerza y con el cual aspiramos a ayudar a muchas personas que como yo sueñan con sobrevivir.

Según el diccionario, sobrevivir significa continuar con vida luego de una situación de extremo peligro. En mi caso lo he entendido como el desafío de vivir con intensidad, mirando hacia arriba, por encima de mis estándares anteriores, por eso, hoy le apuesto a disfrutar, a atreverme a hacer cosas que pensé que no podía, a entender y tolerar a los demás, a respetar sus individualidades y sobre todo, a no juzgar sus actuaciones.

Sigo aprendiendo a simplificar la cotidianidad, a dejar fluir la vida con sus ires y venires y a poner mi felicidad y tranquilidad en primer lugar, conservando eso sí, una pequeña dosis de realidad. Procuro poner más pasión en lo que hago y menos compromiso emocional en lo que no puedo controlar.

Seguiré compartiendo con ustedes más de esta experiencia que ha cambiado mi vida, porque ahora me declaro orgullosamente sobreviviente de cáncer.

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  1. Quisiera tenerte más cerca para abrazarte más seguido. Te amo, muchoooo. Gracias por salir adelante, gracias por tu amistad, gracias por el ejemplo de fortaleza para muchos😘😘😘

  2. Absolutamente admirable, te abrazo fuertemente y me alegra en el alma tu declaración, siempre he pensado que tu existencia tiene un propósito en la vida de muchos.

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